Querido Mark,

Este año estaremos casados por 10 años. De todas las cosas de las que estoy agradecida, la número uno es tu fidelidad.

Cuando me casé contigo, los dos nos paramos ahí prometiendo nuestras vidas el uno al otro, creyendo que Dios tenía grandes cosas para nosotros, no ingenuos a las luchas, sino ingenuos a la realidad de la vida de casados. Desde que hemos vivido en 8 casas diferentes, en cuatro países diferentes, en dos continentes diferentes. Hemos ido a través de cuatro embarazos y alumbramientos, ambos el gozo y el dolor. Hemos ido a través de tiempos de esperanza y emoción, descubrimiento y respuestas de último minuto a oraciones en el borde. Hemos compartido soledad, ira, rechazo y frustraciones mientras elegíamos vivir en un país que solo ahora empezamos a entender. Hemos empezado a criar tres adorables, agotadores, abrumadores, inspiradores, de tierno corazón y determinados niños. Hemos pasado por días cuando Yo, por lo menos, me preguntaba si lo lograría, si valía la pena, si el matrimonio tenía que ser así de difícil. Y tu has permanecido, a mi lado, fiel, negando a mirar a los obstáculos y reconocerlos como más poderosos que Dios. Tu has orado por me a través de tus frustraciones y me haz servido en mi cansancio. Te has parado a mi lado a través de todo eso. Ni siquiera considerando rendirte. A través de decepciones y amistades que han ido y venido. Te te has pegado a nuestra alianza y me has mostrado a Cristo en eso. Y Dios me ha mostraos el poder de la alianza para animar la fidelidad. Y yo sé. Yo sé que solo tu eres fiel a través de Su gracia y a través del entendimiento en Su compromiso a ti y escoger decir "Si" a El. Pero, gracias por decir "si" a El diariamente. Porque la fidelidad no es solo sobre vivir en la misma casa o dormir en la misma cama. La fidelidad es escoger amar diariamente aún cuando estas cansado, frustrado, enfermo y distraído. Gracias por escoger la fidelidad.

Te amo.

Anna