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Delighting in the Divine

Yes to freedom, yes to play and yes to celebrating the moment!  


En la incertidumbre de seguir adelante…

En la incertidumbre de seguir adelante…

Estamos en el aeropuerto de Santiago de Chile, habiendo recién llegado del vuelo de Lima a la 1am. Los niños no durmieron. Tampoco nosotros. Los niños están bien, no muy sucios que lo normal, no están muy contradictorios que lo normal, y en este momento se encuentran jugando en una pequeña área de recreación cerca de la entrada 11.

En 4 horas partiremos en un vuelo de 14 horas a Sídney. Espero que duerman un poco, pero no demasiado, ya que llegamos a tempranas horas de la noche y sería bueno que duerman esta noche.

Pero a la vez, la experiencia me dice que tengo que olvidarme de cualquier expectativa en cuanto a que los niños duerman, los horarios, si llegaremos a tiempo o con equipajes, etc. Estoy a la espera que tengamos un vuelo sin incidentes, pero también sé que eso no podría pasar.

Una cosa que estoy aprendiendo es que es mejor tener esperanza en Dios que en las situaciones. Solo hay un verso en la Biblia que nos habla en cuanto a la esperanza en las cosas- Hebreos 11:1- Fe es la sustancia de las cosas que se esperan, la certeza de lo que no se ve. Todos los otros versos acerca de la esperanza hablan de la esperanza en Dios. Ahora, no es malo tener fe en algo, pero los problemas de los que creo solía presumir como el tener que orar para que los niños durmieran durante todo el vuelo, me sentiría decepcionada e incluso molesta si esto no sucediera, aun cuando mis expectativas fueran totalmente irrealistas.

Cuando espero en Dios en lugar de como quisiera que las situaciones vayan, puedo tener paz sin importar los obstáculos que enfrentemos. Dios tiene una solución.

Seré franca, viajar me pone nerviosa. Me cuestiono que podría salir mal, hay muchas cosas que están fuera de control y son muy cambiantes. Sin embargo, estoy tratando de enfrentar el viaje con esperanza en Dios. Jesús dijo que sus discípulos tendrían tribulaciones en este mundo. De todas maneras existen molestias, dificultades e intentos y esta no es una profecía que se cumpla sola, sino la realidad de viajar con niños pequeños y ¡la falta de descanso de todos nosotros! Esto es también una realidad de vivir el reino, la mayoría de veces, para gozar los triunfos tenemos que aplastar algunos obstáculos primero.

Muchas horas después, llegamos a la casa de mis padres en Sídney. Son las 3:27am y Kaleb (2 años) y yo hemos estado despiertos por una hora. Tratamos de dormir un poco en el vuelo de 14 horas y su cuerpito había tenido suficiente descanso por el momento. No creo que oigamos de Joel (5) por algunas buenas horas (¡¿días?!) ya que solo durmió por una hora en todo el viaje.

El viaje en total fue largo pero pacífico. No hubo ninguna turbulencia, solo un cambio de ropa para Kaleb, todo nuestro equipaje llegó seguro. Cuando me acuerdo de los viajes anteriores, me he sentido muy ansiosa por dormir en los tiempos apropiados que competen a la zona horaria de destino para adaptarme lo más rápido posible al llegar. He estado muy ansiosa por tomar los aviones y llegar a las puertas de embarque temprano por si acaso. No obstante, este viaje no fue así, fue pacífico, dormimos cuando nos quedamos dormidos y llegamos a las entradas de embarque y tomamos los aviones en el tiempo correcto y, el viaje finalmente acabó a pesar del vuelo eterno a Sídney. (Es desesperante estar en un vuelo por 8 horas y tu paciencia se acaba al ver cuán lejos estas todavía y te das cuenta que aún faltan ¡8 horas más!)

Me cuestiono en cuanto a la paz del viaje, que no era realmente debido a las circunstancias sino a las expectativas realistas y el tratar de combatir esos pensamientos de temor con una confianza intencional en Dios.

Mi oración cuando viajamos este año es que me apoyaría mucho más en mi Papito, que tendría expectativas realistas pero también una fe sobrenatural en mi Proveedor y mi Protector. Y que mi esperanza no sería influenciada por las circunstancias porque ahora estas se encuentran ancladas en Él.

“… si me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!”

Salmos 139:9-10



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