Cuando alabar es… morir a mí
...morir a mí
Por mucho tiempo, no quería estar involucrada con el equipo de alabanza, ya que no quería que se trate de mí. No quería estar ahí parada, cohibida, preguntándome si soné bien o terrible. No me gustaba el hecho que durante esos tiempos mi mente esté más enfocada en mi misma en lugar que en Dios.
Recuerdo cuando le contaba mis razones a un pastor amigo quien dirige la alabanza cuando me preguntó porque no me involucraba. Él se rió gentilmente y dijo: ‘¡Todos nosotros tenemos que enfrentar por eso! Siempre va a ser un reto’.
Eso me hizo pensar que quizás, cuando me involucrara con el grupo de alabanza en un futuro, esto no iba hacer algo que hubiera desaparecido. Porque, enfrentémoslo, todos nosotros deseamos ser vistos, y apreciados y animados.
Entonces, si todos los líderes de alabanza tienen que enfrentar eso, ¿Cómo podemos ser verdaderos adoradores y aún todavía dirigir a otros? ¿Cómo podemos estar adelante siendo vistos y todavía animando a otros a que se enfoquen en él, y no en nosotros?
En primer lugar, me di cuenta que hay una gran diferencia entre la tentación y el pecado. No hay nada malo en ser tentados para hacer del tiempo de alabanza en algo que se trate de mí. Lo que es totalmente errado es hacer ese mi objetivo, incluso tratar de impresionar a Dios porque eso es realmente estúpido. Un domingo estaba luchando en lograr que una canción en particular no se trate en cuan bien podía cantarlo y, pedí a Dios quebrar eso en mi corazón, me dé una lección de humildad y me conceda Su perspectiva. Él me mostró una hormiguita flexionando sus músculos y tratando de impresionarme y mostrarme un show divertido a mi parecer. Él me recordó entonces en cuan insignificante, desde una perspectiva eterna de Dios, puede ser mi habilidad para alabar a Dios. Y me di cuenta en como a mi Dios le importa mi adoración- que soy tan pequeña e insignificante comparada con él, pero que aun así lo toma en cuenta, esto me ayudó a alinear mis prioridades en mi mente otra vez. Alguna veces ahora, cuando me siento tentada a pensar en mi misma, ¡todavía me acuerdo de la presuntuosa hormiguita!
Entonces, ¿cuáles son los pasos que he tomado para morir a mí misma cuando dirijo la alabanza?
1) Pasar mucho tiempo en adoración de forma personal
Cuando no hay nadie a quien impresionar, es entonces cuando puedo enfocarme en Dios y aprender en como adorarlo de una forma genuina. Puedo tratar diferentes cosas y ver si ellos funcionan sin tener que preocuparme de quien este mirando o juzgando. Puedo aprender a reconocer ese lugar de paz y enfocarme en Él. Incluso, a veces, en mis propios tiempos de adoración personal tengo que asegurarme que me mantenga enfocada en Él, pero por lo menos ya no hay presión por lo anterior.
2) Mirar hacia afuera, hacia los demás
He tratado, a propósito, de animar, proponer y dar oportunidades al resto del grupo de alabanza. En lugar de presionarles con mi propia agenda o preferencias, trato de ofrecer algunas de mis sugerencias con mucha humildad. También he tratado de dar darles reportes positivos y buscar las formas de edificarlos en vez de a mí misma.
3) Reconocer un objetivo de grupo
De forma parecida al número 2, pero trato y mantengo a la vista la visión general del grupo, no mis propias metas personales. No se trata de mí en cuanto al cantar o tocar bien una canción en particular, aunque en mi propio tiempo personal yo pueda tener tales metas, pero recuerdo la visión general de nuestro grupo de alabanza estando allí para servir a otros y dirigirlos a la presencia de Dios.
4) Estar dispuesta a aceptar e involucrarme con las canciones que me aburren o no me gustan
Considerando el número 3 en mente, tengo que estar dispuesta a adaptarme e involucrarme con las canciones que ya hemos cantado cinco veces esta semana. Tengo que comprometerme y practicar esa canción con acordes incómodos en el coro. Tengo que preguntarle al Espíritu Santo que canciones quiere que cantemos el domingo, y no solo hacer una lista basada en mis preferencias más recientes. Tengo que estar de acuerdo y con mucha disposición trabajar con los otros cuando ellos están dirigiendo incluso cuando han elegido canciones en notas que son difíciles de tocar.
5) Optando por llevar una buena actitud
Hay semanas que estoy involucrada en dirigir la alabanza, otras donde soy parte del equipo y otras en la que no estoy involucrada. Sin embargo, hemos decidido por este tiempo que todos nosotros asistiremos a los ensayos cada semana cuanto más sea posible. La tentación de escaparme las semanas que no estoy involucrada siempre está presente, pero me he dado cuenta que mi participación es una gran oportunidad para servir a otros en el grupo: animarlos y apoyarlos. He optado por hacer de los ensayos una prioridad en mi semana, practicar las canciones que pueda cada semana, y esforzarme para estar lista.
Ahora, sé que estas cosas son probablemente obvias para aquellos quienes han dirigido la alabanza por un tiempo, pero para mí, unirme al grupo de alabanza después de tomar una pausa de 10 años más o menos, ha significado ¡grandes retos! Estoy muy acostumbrada a dirigir los asuntos del ministerio con Mark que volverme parte de un grupo en la cual no estoy dirigiendo, es un cambio de perspectiva y una oportunidad para crecer. Pero como estoy muriendo a mí misma. ¡Estoy amando la nueva vida que Dios ha sacado a relucir! Me encanta ser parte de un grupo de personas que aman al Señor y quieren rendir sus vidas y adorarlo a Él y dirigir a otros a ese lugar de adoración también.
Porque el que quiera salvar su *vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará- Mateo 16:25
Esta es la parte 4 de una serie de 6 partes sobre reflexiones de adoración.
Clic aquí para leer:
Parte 3: Cuando adorar es… incómodo.
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